El pasado mes de junio tuvimos ocasión de quedarnos a comer en esta pequeña bodega-restaurante situada a las afueras de la también pequeña localidad de Radiquero. Ya hacía tiempo que conocíamos de su existencia por recomendación de un amigo y gracias también a sus vinos; en particular su blanco Inés de Monclús de la variedad gewürtztraminer , el cual os invitamos a que probéis.
La comida no nos defraudó en absoluto, empezando por el trato familiar y cercano de los dueños que hace que te sientas como en casa. El salón comedor es pequeño así que es mejor reservar con cierta antelación, creo que abren sólo en fin de semana. El menú degustación (26,50€) que poseen es cerrado y se van modificando ciertos platos según temporada.
Para comenzar nos ofrecieron un aperitivo de quesos artesanos de cabra de Radiquero, maridados con su blanco Gewürztraminer, deliciosos ambos, especialmente el queso trufado, (el cual después compramos en la tienda de la bodega).
Pasamos a detallar los primeros platos:
-Arroz negro con chipirón y gamba en su punto y muy sabroso.
-Canelón de confit de pato y foie gras en su salsa: un clásico del restaurante que no me defraudó y me quedé con ganas de repetir.
Chupito de melón con crujiente de jamón para continuar después con los siguientes platos
Los segundos:
-Manitas de cerdo rellenas de morcilla de arroz y su gamba: aunque a priori pueda parecer un poco rara, resulta muy acertada la combinación y se equilibran perfectamente los sabores.
-Esturión del Cinca en salsa. (Plato fuera de carta): en líneas generales un pescado interesante (personalmente me recordó una mezcla entre rodaballo y trucha) aunque para mi gusto yo no lo acompañaría con ninguna salsa. Quizá fue el plato que menos me terminó de convencer o sorprender.
Postres:
Tuvimos una difícil elección pero al final nos decantamos por el mini tatín de manzana y la torrija de la casa; ambos acompañados por un riquísimo sorbete de gewürztraminer. Un acierto sin duda los dos postres y con ganas de haber probado alguno más, otra vez será…
Para acompañar el menú, un tinto joven de la bodega de las variedades tintas Cabernet Sauvignon y Garnacha, fresco, afrutado y perfecto para la ocasión.
En definitiva nos pareció un muy buen menú con platos bien elaborados y ejecutados; explicados con sumo detalle por parte del chef Xabier Joan Ibor y su personal, lo cual es de agradecer y valorar. Señalar también que si queréis comprar vino o queso poseen una pequeña tienda en la propia casa.
Sin lugar a dudas volveremos y pasará a formar parte de nuestra lista de sitios recomendables.
Web http://www.restaurantebodegasmonclus.com/
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